Vía: El Correo Gallego
Ángel Arnáiz
El ferrocarril y su mundo es una parte muy importante de la historia de Galicia. Su llegada a esta tierra marcó un hito y la sacó del aislamiento en que vivía hasta ese momento. Supuso la comunicación con la meseta, con Castilla y el resto de España.
En la historia ferroviaria de Galicia, Monforte jugó un papel protagonista. Por la tierra de Lemos, procedente de Madrid con destino a A Coruña, el día primero de septiembre de 1883, a las 9.30 horas, con el rey Alfonso XII a bordo, entró el primer tren que nos unía con la capital de España. Era el acto inaugural de la línea Madrid-A Coruña.
Desde entonces el tren, como una estrella de cine, vivió su época dorada y su ocaso. De los miles de trabajadores que tuvo el núcleo ferroviario de Monforte allá por los años 1940-50, pasó a menos de un centenar en la actualidad. La reconversión progresiva del tren en Galicia se cebó en la capital de Lemos y vació de personal y servicios las otrora pujantes instalaciones ferroviarias de la ciudad.
De ese pasado dorado del ferrocarril en Monforte se conserva todavía un conjunto de edificios que conforman el viejo depósito de tracción a vapor, entre los que destaca una rotonda en forma de herradura que era utilizada para la revisión y mantenimiento del centenar de locomotoras de vapor asignadas al nudo de Lemos, en los años 50. Consta de 19 vías radiales y tiene capacidad para albergar veinticuatro locomotoras a la vez. La construcción se completa con una plataforma giratoria de 25 metros que se utilizaba para invertir la marcha de las máquinas.
Este complejo, único que se conserva en Galicia en el terreno de la arquitectura industrial ferroviaria y uno de los pocos que quedan en toda España, es el objetivo de la Fundación Gallega de los Ferrocarriles, entidad sin ánimo de lucro, declarada de interés gallego y cultural por la Xunta de Galicia. Esta fundación quiere recuperar para Galicia ese patrimonio arqueológico y para ello ha elaborado un proyecto de rehabilitación, redactado por la arquitecta coruñesa Isabel Aguirre de Urcola, con la colaboración de Mercedes Márquez Roel y Antonio Iván Rivas Rico, que concurre al certamen que convoca anualmente la Fundación Barrié de la Maza.
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