Vía: Canarias 24 horas
El paleobotanico Jacob Morales aseguraba este fin de semana, en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Gáldar), que las últimas campañas arqueológicas realizadas en los yacimientos más importantes de la isla de Gran Canaria han constatado el consumo de habas, guisantes y lentejas por parte de los pobladores prehispánicos de la isla, un extremo que, según el experto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, demuestra la complejidad de la producción agrícola de los primeros canarios.
Morales aseguró, durante una conferencia impartida en la institución cultural gestionada por el Cabildo de Gran Canaria, que la agricultura prehispánica adquiere, con el descubrimiento de restos de estas tres especies leguminosas, una dimensión novedosa que va más allá de la producción cerealística.
Hasta el momento, se había constatado el cultivo y consumo de trigo, cebada y el cuidado de higueras como actividades agrícolas más relevantes, un escenario que se complejiza en grado sumo con la aparición de estas leguminosas que requieren de mayores dosis de trabajo e infraestructuras hidráulicas. En todo caso, asegura el estudioso canario, la economía de los canarios era eminentemente cerealística con una producción centrada en la producción y almacenaje de trigo y cebada como especies dominantes.
Hasta la fecha, destacó el paleobotánico, la mayor parte de las evidencias sobre la existencia de la agricultura en la isla se sustentaban en revelaciones indirectas tales como las crónicas de la conquista o la existencia de numerosos silos distribuidos de manera estratégica por toda la geografía insular. "La existencia de silos dentro de las viviendas aborígenes y la abundancia de graneros colectivos por toda la isla sugieren que la producción agrícola era un recurso estratégico, cuyo control y conservación ocupaban un lugar destacado en las preocupaciones de los primeros canarios. Algunos estudios sostienen, incluso, que la existencia de estos alimentos almacenados fue el germen que originó y potenció las grandes diferencias sociales presentes en la isla a la llegada de los primeros europeos", comentó Morales.
Según se desprende de la tesis doctoral del conferenciante, los aborígenes de Gran Canaria cultivaban cereales, legumbres y frutales. Semillas recuperadas en yacimientos de la isla, que en algunos casos tienen más de dos mil años de antigüedad, prueban que los canarios sembraban cebada, trigo, lentejas, habas, guisantes e higueras. Además, los aborígenes de la Gran Canaria anterior a la conquista también recolectaban frutos silvestres. Los preferidos eran las támaras de las palmeras canarias, aunque también hay que mencionar la recolección de las bayas del mocán, un árbol casi extinto en Gran Canaria, de los cuales extraían una especie de licor con propiedades medicinales denominado chacerquem.
Existen numerosos hallazgos arqueológicos que confirman la importancia de la agricultura y la recolección vegetal. Molinos, graneros, silos, cerámicas de almacenamiento y otros restos recuperados por toda la isla constituyen testimonios indirectos del uso de las plantas. Paradójicamente, esta dieta muy rica en productos vegetales causó en los aborígenes distintos males como caries y osteoporosis debido a la gran cantidad de azúcares y al escaso consumo de proteínas y de otros nutrientes no presentes en las plantas que cultivaban y recolectaban.
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