Vía: Huelva Información
T. Lojo
Las excavaciones arqueológicas en la capital onubense están dando sus frutos y los restos hallados están ayudando a documentar la historia de Huelva. En los últimos años estos restos han logrado abrirse un hueco en el urbanismo de la ciudad y han comenzado, aunque muy lentamente, a integrarse en la urbe, de manera que el ayer y el hoy conviven en distintos puntos a través de manifestaciones arquitectónicas.
Aparte de ponerse en valor el patrimonio histórico de Huelva, con la integración de los hallazgos arqueológicos también se potencia el atractivo turístico de la ciudad, que empieza ahora a abrir su oferta en el turismo cultural.
El primer paso en la incorporación de los restos arqueológicos en el urbanismo de la ciudad se dio con los hallazgos del solar del antiguo colegio Francés, que han pasado a formar parte de la plaza Ivonne Cazenave, un espacio público que nos transporta a la época romana, entre los siglos I y II después de Cristo. Allí se conserva y puede visitarse un mausoleo circular, que debió se la tumba de alguna persona de relevancia de la Onuba Imperial; un recinto imperial construido con mampuestos de pizarra, especialmente talladas en las hileras superiores del conjunto; parte de un acueducto, un ramal o bifurcación de la conducción principal de aguas que abastecía a la ciudad de Onuba, partiendo del área de captación ubicada en el Conquero, y un monumento funerario, en conmemoración de un hecho histórico o de un personaje de renombre.
Se continuó con los restos encontrados en el solar de Crisluis, que ahora acoge el establecimiento Sfera, una tienda de textil, en cuyo sótano se conserva y se puede ver a través de una vitrina parte de una edificación romana del siglo I después de Cristo, momento de reactivación económica y expansión de la ciudad. El edificio presenta características de arquitectura doméstica tanto en su planta como en los materiales, era una construcción de al menos cinco habitaciones con un patio porticado.
El recorrido por la vieja Onuba podrá continuar por la plaza de San Pedro, esquina con calle San Andrés, donde actualmente se está construyendo un bloque de viviendas. En la planta baja de uno de los locales comerciales del edificio se conservará la primitiva muralla de la ciudad, que data del siglo III antes de Cristo. Ésta se podrá ver a través de un suelo de vídrio, así como desde los amplios ventanales que permitirán su visualización desde el exterior. Se trata de una muralla que protegía a la ciudad.
Asimismo, otro posible punto del recorrido sería la plaza de las Monjas. Durante las obras de remodelación del espacio público se encontraron restos de un edificio romano del siglo I después de Cristo, pero de momento no se ha acordado la puesta en valor del hallazgo arqueológico, los arqueólogos están estudiando y analizando los restos para determinar si tienen la consistencia suficiente para integrarse o no en un futuro en la plaza. Mientras tanto han quedado como reserva arqueológica, los restos se protegieron con una malla geotextil sobre la que se colocó la nueva solería, así se deja abierta la posibilidad de poner en valor el hallazgo.
El recorrido no está cerrado, las excavaciones arqueológicas se suceden en distintos puntos de la ciudad. La importancia de los hallazgos determinará que la línea que se ha iniciado de integración de los restos en la arquitectura actual continúe en la ciudad.
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