Vía: ABC
Una zona de enterramiento enmarcada a partir del siglo IV d. C., correspondiente al Bajo Imperio Romano, aunque perteneciente al ritual de enterramiento judío. Ésta es la hipótesis con la que trabaja el equipo que está llevando a cabo la intervención arqueológica en las obras de la Ronda Sur, donde a finales del año pasado aparecieron unos restos óseos humanos.
El arqueólogo Daniel Botella explicó que «de confirmarse esta hipótesis, estaríamos ante una de las necrópolis judías más antiguas de la Península Ibérica». Un hallazgo que supondría «una revolución a nivel científico e histórico porque teóricamente las comunidades judías, por la bibliografía que existe y los restos encontrados, empiezan a tener evidencias desde el siglo VIII después de Cristo», comentó el responsable de la intervención arqueológica.
Los indicios de este casi centenar de tumbas apuntan a una necrópolis judía dado el ritual de enterramiento. Botella explicó que los individuos adultos aparecen siempre de forma individual, posición de cúbito supino, con una orientación del cuerpo de Este a Oeste, con la cara mirando al Este, en la mayoría de los casos uno de los brazos aparece flexionado sobre el cuerpo con la mano sobre la cadera opuesta o sobre el pubis». El arqueólogo concluyó que «esto es un ritual netamente judío». En las tumbas no ha aparecido ningún tipo de ajuar funerario. Además «las fosas en adultos siempre se excavan en tierra no alterada por el hombre y a una profundidad inusual», aseguró Botella. «Este hecho, unido a la obsesión de ocultar el individuo en nichos laterales para evitar su profanación, nos cierran el ámbito cultural de esta necrópolis».
Otros elementos que respaldan la hipótesis de la necrópolis judía serían, según Botella, la aparición en los alrededores hace años de un sello judío, que actualmente está expuesto en el Museo Arqueológico, así como que en un radio de cuatro kilómetros no existe ningún yacimiento romano y además esta zona de enterramiento está a una distancia prudencial con el antiguo recinto amurallado de la ciudad.
En cualquier caso, el arqueólogo mantiene prudencia sobre la datación del yacimiento, especialmente por la ausencia de ajuar funerari. Por este motivo se van a extraer tres muestras para aplicar el método radiactivo del carbono 14 .
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