Vía: El País
Álvaro de Cózar
Sólo es un pentágono rectángular en la pantalla de ordenador. Un oscuro punto en relieve algo menos opaco que el resto de la masa uniforme rastreada por el sónar. La tripulación del Odyssey Marine Exploration no tiene la certeza de si esa mancha es el pecio que llevan buscando desde hace años; aún no han cantado victoria porque la búsqueda es larga y llena de obstáculos. Pero lo saben, y aunque ninguno de ellos quiere lanzar las campanas al vuelo, todos apostarían que está ahí abajo, que esa pequeña anomalía sobre una sábana negra es el Sussex.
A ese galeón inglés se lo llevaron los demonios el 19 de febrero de 1694. Una tormenta en el estrecho de Gibraltar jugó con su estructura al este de la roca, zarandeándolo durante horas hasta agotarlo y mandarlo al fondo del mar, a unos 2.500 pies de profundidad (alrededor de 800 metros). El mar se tragó 560 cadáveres y unas 10 toneladas de oro y plata, según las estimaciones de los expertos; un tesoro que hoy podría ponerse en los 3.300 millones de euros.
Hasta hace dos días, la posibilidad de encontrar el Sussex era todavía un sueño borroso enredado en una maraña burocrática que enfrentaba al Gobierno y a la Junta de Andalucía con el Ejecutivo británico y el Odyssey.
La compañía estadounidense, puntera en la investigación arqueológica de pecios, pactó con las autoridades británicas la búsqueda del Sussex; pondría al servicio de su majestad toda la tecnología a cambio de recibir la mitad de lo encontrado. Pero en el camino se topó con la oposición de la Junta de Andalucía, que impidió las operaciones en aguas andaluzas, pese al permiso inicial del Gobierno, competente en materia de costas. El pasado viernes, un acuerdo entre los ejecutivos español y británico y los cazatesoros permitía proseguir con los trabajos y sumergirse, una vez más, en las profundidades. Especialistas españoles y miembros del Gobierno andaluz nombrarán un equipo de arqueólogos para participar en el proyecto y vigilar el cumplimiento de las normas sobre protección del patrimonio cultural submarino. En el caso de que se compruebe la identidad del HMS Sussex, España reconocerá que el pecio, sus pertenencias y contenidos son propiedad del Reino Unido.
Noticia completa en El País
2 comentarios:
Estas noticias me provocan conflicto. No creo en la buena voluntad (y en el buen hacer arqueológico) de la empresa estadounidense. Pero lo que realmente me sorprende es la aparente falta de legislación. Me explico, según el artículo, para conseguir el permiso de excavación han tenido que negociar la empresa, el gobierno británico y el gobierno español. ¿Alguien conoce la legislación que rigen las excavaciones subacuáticas?.
En otros artículos, como este publicado en Cinco Días parece que la legislación es clara.
El lunes 26 de marzo, Juan José Téllez publica un artículo de opinión en La Voz Digital en esta línea.
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